Porque escribí - Enrique Lihn

Poema dedicado a todos los escritores de profesión, aficionados y escritores de clóset que nunca publican lo que escriben. Escriban, siempre, hasta que les sangren los dedos y los recuerdos. «Pero escribí y me muero por mi cuenta, porque escribí, porque escribí estoy vivo.» De la sección "El arte de las letras" Puedes leer el texto completo aquí: https://share.transistor.fm/s/4727e446
 Ahora que quizás, en un año de calma,
 piense: la poesía me sirvió para esto:
 no pude ser feliz, ello me fue negado,
 pero escribí.
 
 Escribí: fui la víctima
 de la mendicidad y el orgullo mezclados
 y ajusticié también a unos pocos lectores;
 tendí la mano en puertas que nunca, nunca he visto;
 una muchacha cayó, en otro mundo, a mis pies.
 
 Pero escribí: tuve esta rara certeza,
 la ilusión de tener el mundo entre las manos
 —¡qué ilusión más perfecta! como un cristo barroco
 con toda su crueldad innecesaria—
 Escribí, mi escritura fue como la maleza
 de flores ácimas pero flores en fin,
 el pan de cada día de las tierras eriazas:
 una caparazón de espinas y raíces
 
 De la vida tomé todas estas palabras
 como un niño oropel, guijarros junto al río:
 las cosas de una magia, perfectamente inútiles
 pero que siempre vuelven a renovar su encanto.
 
 La especie de locura con que vuela un anciano
 detrás de las palomas imitándolas
 me fue dada en lugar de servir para algo.
 Me condené escribiendo a que todos dudarán
 de mi existencia real,
 (días de mi escritura, solar del extranjero).
 Todos los que sirvieron y los que fueron servidos
 digo que pasarán porque escribí
 y hacerlo significa trabajar con la muerte
 codo a codo, robarle unos cuantos secretos.
 En su origen el río es una veta de agua
 —allí, por un momento, siquiera, en esa altura—
 luego, al final, un mar que nadie ve
 de los que están braceándose la vida.
 Porque escribí fui un odio vergonzante,
 pero el mar forma parte de mi escritura misma:
 línea de la rompiente en que un verso se espuma
 yo puedo reiterar la poesía.
 
 Estuve enfermo, sin lugar a dudas
 y no sólo de insomnio,
 también de ideas fijas que me hicieron leer
 con obscena atención a unos cuantos psicólogos,
 pero escribí y el crimen fue menor,
 lo pagué verso a verso hasta escribirlo,
 porque de la palabra que se ajusta al abismo
 surge un poco de oscura inteligencia
 y a esa luz muchos monstruos no son ajusticiados.
 
 Porque escribí no estuve en casa del verdugo
 ni me dejé llevar por el amor a Dios
 ni acepté que los hombres fueran dioses
 ni me hice desear como escribiente
 ni la pobreza me pareció atroz
 ni el poder una cosa deseable
 ni me lavé ni me ensucié las manos
 ni fueron vírgenes mis mejores amigas
 ni tuve como amigo a un fariseo
 ni a pesar de la cólera
 quise desbaratar a mi enemigo.
 
 Pero escribí y me muero por mi cuenta,
 porque escribí porque escribí estoy vivo. 
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Porque escribí - Enrique Lihn
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